¿Has visto anunciados programas de entrenamiento cognitivo y memoria para adultos? Ayuntamientos y gobiernos promueven estos programas porque estimulan la autonomía y previenen frente a los efectos del envejecimiento del cerebro.
Mantener nuestras capacidades implica que podemos seguir aprendiendo.
Piensa en cuántos cambios sociales se han producido en los últimos años: ahora usas el teléfono móvil, buscas información en Google, pides cita al médico en internet… y piensas que te estás perdiendo muchas cosas que otros disfrutan y te gustaría entender.
Cualquier aprendizaje está relacionado con las capacidades que ejercitan los programas de entrenamiento cognitivo. Entrenar para recordar datos, comprender instrucciones o prestar atención nos prepara para aprender y afrontar retos y cambios.
Estas y otras son buenas razones para realizar programas de entrenamiento cognitivo.
Sin embargo, buena parte de las instituciones y servicios sociales orientan sus programas de estimulación mental para adultos a personas con problemas derivados de enfermedades degenerativas. Ya no son preventivos.
Es habitual que al envejecer se produzcan cambios normales en el cerebro, que afectan a la memoria, la atención, el razonamiento, la planificación y otras capacidades mentales. No quiere decir que detrás haya una enfermedad neurodegenerativa.
Aquí es cuando los programas de estimulación mental tienen gran utilidad: mantienen el cerebro en forma, refuerzan sus capacidades y tienen carácter preventivo frente al deterioro mental.
Los programas de estimulación cognitiva ayudan a preservar la capacidad de aprender, recordar con claridad y rapidez, y prestar atención.
Son una herramienta útil que ayuda a mejorar nuestra calidad de vida y envejecer de forma activa.
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